Director: George Stevens
EEUU
1941
125 minutos
Comedia dramática

Sinopsis: Roger decide casarse con su novia antes de viajar a Japón, país al que lo envía el periódico en el que trabaja. En un terremoto pierden el hijo que esperaban y se quedan sin la posibilidad de tener más. Cuando regresan, deciden llevar una vida más tranquila y se trasladan a un pueblecito donde se hacen cargo del periódico local. (FILMAFFINITY)

Valoración cinéfila 7/10
Valoración adopción  9/10

Magníficos actores: Cary Grant, Irene Dunne
Música excelente que servirá de enlace a todos los capítulos del film

Película clásica son el tema de la adopción bien tratado. Desde el problema de la esterilidad, a la decisión de adoptar, en que en la época, predominaba el deseo de la mujer y el hombre se adhería a él, para agradarla, y darle también una ocupación además de la de ama de casa.
En este caso él se implica al ver a su niña (cuando al principio era o niño o nada) Se ve el proceso de la época en los EEUU, y como pueden perder el niño a causa del cambio en su situación económica antes del juicio de adopción. Las angustias de padres novatos, se retratan de forma muy simpática, y se exagera en la medida que el mismo día que ven a su niña bebé se la llevan a casa, sin estar preparados del todo.
Es un matrimonio precipitado a raíz de su enamoramiento y el traslado del marido, pero en el fondo no les ha dado tiempo a conocerse y lo que les unirá es la niña.
Me sorprende con qué naturalidad se plantea por dos veces que el niño adoptado substituya el niño muerto, o el niño no nacido. Incluso con la edad que tendría el niño que no llegó a nacer, en este momento. Entiendo que esto tiene un riesgo psicológico tremendo para el niño adoptado, pues nunca será del todo él mismo, sino el substituto (quizás de menos valor) del primero. Y para los padres puede significar no superar nunca del todo el duelo por el niño perdido, sino taparlo de forma mágica con este substituto.
No puedo desvelar el final, pero creo que debería hacernos pensar en lo antedicho.