Esta película clásica, Nacida para ser mala, protagonizada por Cary Grant y Loretta Young, de 1932, es muy interesante para poder ver cómo una madre negligente pueda estar disimulada por el cariño del niño y su complicidad, pero no por eso deja de hacerle daño.Y como esa seducción y el empeño en que prevalezca lo biológico, frente a una crianza más adecuada es el gran dilema que tenemos que afrontar. Siempre desde lo mejor para el niño.
Es el cine desde la mirada adoptiva. Sección dirigida por J.Ignacio Díaz Carvajal, que cada semana nos propone una película con temática adoptiva además nos brinda una sinopsis y toda la información sobre la película que nos sugiere.
Nacida para ser mala (Born To Be Bad) (1932)
Director: Lowell Sherman
EEUU
1932
62 min
Drama
Sinopsis: Convencida de que su hijo Mickey (Jackie Kelk) tendrá menos oportunidades que los demás, Letty (Loretta Young), una madre soltera, ha educado al chico como un pillo callejero. Un día, Mickey sufre un accidente en el que se ve involucrado Malcolm Trevor (Cary Grant), un hombre de buena posición económica, casado y sin hijos. Cuando éste se encariñe con el chico, Letty verá en Malcolm la posibilidad de hacer el gran negocio de su vida. (FILMAFFINITY)
Valoración cinéfila 7/10
Valoración adopción 8/10
Este clásico con Loretta Young y Cary Grant, es una excelente película para ver cómo las consecuencias de una madre negligente, pueden pasar desapercibidas porque el niño está alimentado, y aparentemente tiene un hogar y es querido, pero si analizamos bien su situación, es un niño en desamparo, pues está manifestando síntomas como el fracaso escolar, la delincuencia, la mentira permanente y otras actitudes de temor y dependencia de esa madre idealizada, pero totalmente fallida.
Aunque de forma no dicha, la madre parece dedicarse a vivir de los hombres y a usar a todo el mundo para su supervivencia.
Es una madre muy seductora, muy atractiva, incluso para el que va a ser el padre adoptivo de este niño. Y complica la situación de forma importante, pues podría conseguir no sólo que el niño haya vivido una separación de su madre biológica, sino que ahora podría perder a su familia adoptiva o al menos malograrle.
El niño, cuando encuentra una familia que es capaz de comprender, de tratarle sin castigo, sin maltrato y con un nivel de buenos tratos excelente (de hecho el comportamiento de ambos padres es excelente, casi un modelo del buen hacer parental) cambia y deja de mentir y asume que puede haber otro tipo de vida.
Al ser una película con moraleja, esa madre negligente parece que va a poder conseguir reaccionar y dejar de tener esta actitud intromisiva y destructiva, rescatando lo mejor de sí misma para que la solución del niño no sea la pésima.Pero no deja de hacer daño a pesar de todo.
Una película a ver.
Para saber más sobre José Ignacio Díaz Carvajal pincha en la imagen.
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