Submarino, de 2010, es una película danesa, del director Thomas Vinterberg, que narra con bastante crudeza, la vida de dos hermanos, que han vivido una situación de adversidad en la infancia.
Ambos van a estar muy tocados por su situación, por haber tenido que hacerse responsables de sí mismos y de un hermanito recién nacido, y además tener que cuidar de una madre alcohólica, prostituta.
La película no refleja una situación de adopción, y tampoco podemos observar los años de un posible acogimiento institucional de estos niños, debido a que no se nos habla del tiempo trascurrido entre los 12-10 años que tienen en las primeras escenas de la película, a los 30 y tantos de ahora. Pero sí que podemos observar los estragos que ha podido hacer la situación traumática vivida, sin que hayan podido tener una familia adecuada. Pensar que cuando los niños no encuentran esto van a poder estar bastante peor que con una familia, a la hora de conseguir reoganizar su vida.
Es una película dramática, dura, pero que tiene mucha belleza en su conjunto.
Es el cine desde la mirada adoptiva. Sección dirigida por J.Ignacio Díaz Carvajal, que cada semana nos propone una película con temática adoptiva además nos brinda una psinopsis y toda la información sobre la película que nos sugiere.
Submarino (2010)
Estamos ante un drama magníficamente reflejado por el director Thomas Vinterberg, de la vida de dos niños, luego adultos, que quedan marcados por una infancia de privación y desamparo. Realmente padecen adversidad temprana. Y a pesar de que siendo pequeños ( como con 12 y 10) parecen resilientes, y procuran sobrevivir a pesar de la situación de su familia: madre sola, prostituta, que no puede hacerse cargo de ellos y la ausencia de otros adultos significativos que les protegan. Pero la vida les golpea con un golpe durísimo, que les hará de nuevo volver a una situación de mayor desamparo, dolor y culpa.
Hay una elipsis importante y pasamos de unas escenas en las que los niños cuidan de un bebé, al que ponen nombre y lo bautizan, y se preocupan de cuidarle, a una situación de mayores, en las que uno es un hombre violento, que ha salido de la carcel por una pelea, y que solo sabe emborracharse, ir al gimnasio a ponerse fuerte e intentar recuperar un amor del pasado.
Por otro lado tenemos al hermano que cuida a su hijo de unos 6 años, es monoparental, a raiz de perder a su mujer por la adicción a la heroina, y él es un pequeño traficante, y también adicto, que pretende con eso mantener a la familia. Poniendo en riesgo el futuro de su hijo.
Estos dos hermanos a penas se ven, pero parecen condenados a autodestruirse. Probablemente por la historia que vivieron de pequeños, que debió marcarles en sus dificultades para vivir, repitiendo la autodestrucción de su madre, y su situación de desamor y desamparo.
No nos dicen en la elipsis, pero probablemente fueron criados en un centro de acogida a raiz del golpe de su destino, y no pudieron encontrar jamas una familia adecuada.
Los dos pagarán un precio muy alto para salir de su situación, y no parece que haya una salida para ninguno de los dos.
La película tiene más que ver con las situaciones que pueden vivir los niños que sufren desamparo, y cómo esa adversidad va a dejar secuelas, que si no son tratadas adecuadamente, y en esto caso no lo fueron, acaban pasando una factura vital inmensa.
Entendemos que no pudieron encontrar a ningún adulto que les hiciera de tutor de resiliencia, y que abandonados a su suerte, quizás porque tampoco se dejaron cuidar o querer , por sus propias desconfianzas en los adultos que cuidan. Y la cosa terminó bastante mal.
Muy buena música, fotografía, y una magnífica interpretación del actor Jakob Cedergren, que hace de Nick el hermano mayor.
Para saber más sobre José Ignacio Díaz Carvajal pincha en la imagen.
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