La Familia adoptiva y la escuela.Por María Martín Titos.

maría escuela dificultadesEchando la vista atrás, recuerdo que siempre estábamos dispuestos a trabajar con la escuela, poniendo todo de nuestra parte. Siempre hemos sido conscientes que la educación es un trabajo en conjunto.
Al principio te desesperas, les regañas, y se crea en casa un clima irrespirable de estrés. Poco a poco empiezas a darte cuenta que algo no encaja. Vas a una tutoría y le explicas la situación personal de tus hijos. Y para tu sorpresa te dicen que tu hijo ya lleva tres años en España y está más que adaptado. Que es muy inteligente para lo que quiere. Que aprendió el idioma en un mes. Lo que hay que enseñarle es que tiene que estar quieto en clase. Les llevas guías de grandes profesionales, con la mayor humildad posible, pensando que los van a recibir con las manos abiertas y te encuentras con la frase: “esto es como decirle a un cocinero como cocinar” y mirando el reloj porque llevas más tiempo de tutoría del que te corresponde.
Estos niños tienen unas características especiales. Dependiendo de su historia tendrán más o menos dificultades. Recuerdo que mi hija llegó a España con casi seis años. Le correspondía entrar en primero de primaria. Así que, imaginaros la situación. Hablaba en un ruso perfecto y ni una sola palabra de español. No sabía leer ni escribir. Casi no sabía sostener el lápiz. Nos movilizamos para que por lo menos entrara en un curso menos al que le correspondía por edad cronológica. No fue fácil, pero lo logramos. Así que entró a tercero de infantil con niños de cinco años. Mientras las tardes de esos niños era jugar, mi hija tenía que pasar horas conmigo aprendiendo las vocales, los números. En un tiempo récord aprendió a leer y escribir. El esfuerzo fue maratoniano. Y lo conseguimos juntas. Juntas y sin la más mínima ayuda. Su maestra por entonces me explicó que eran 26 niños en clase y no podía estar pendiente de mi hija, ya que no sería justo para los demás compañeros. Esas palabras me asustaron, la verdad. Así que no tuve otra que dedicarle las tardes enteras a que mi hija aprendiera velozmente, cuando precisamente no era eso lo que más necesitaba.
mmt NECESIDADES logo vertNo es justo que quisieran ponerla en igualdad de condiciones que sus compañeros. Mi hija a la vez que estaba aprendiendo con seis años las vocales, también estaba aprendiendo qué era un centro comercial, ir al cine, ver la playa por primera vez, dormir rodeada de peluches, tener un cuarto propio…. Su mente iba a mil por hora. En ocasiones se desesperaba mientras aprendía los números y se tiraba literalmente de los pelos, debido al estrés al que era sometida. Bueno, no solo era estrés para nuestra hija, también lo era para nosotros, sus padres.
En el caso de su hermano fue distinto. Llegó con tres años, así que ahí poco podíamos hacer. Entró en primero de infantil con niños que llevaban en su hogar desde el minuto cero, y que no habían pasado por un abandono ni las duras experiencias que mi hijo había vivido. Ese primer año su maestra se había informado sobre las características de los niños adoptados y estaba muy colaboradora. Tenía una sensibilidad especial con él. Cosa que agradezco enormemente porque además fue una época de operaciones y temas médicos duros para mi hijo.
Entonces no hay duda alguna. Hay que comprender su situación. Necesitan un cariño extra que aseguro que para la maestra o maestro se verá multiplicado por mil. No tenemos que olvidar que nuestros hijos son unos luchadores y que tienen una constancia increíble. Es necesario que la escuela tome conciencia de que los niños acogidos o adoptados necesitan una adaptación en muchos sentidos. Y no es tanto académica, es más afectiva. Han vivido muchos años careciendo de esos cuidados que todo niño debe tener desde que es concebido. Porque lo que para sus compañeros no es importante para nuestros hijos lo es, y mucho. Un pequeño gesto de cariño, puede hacer que el niño se motive en una materia o trabaje de manera increíble.
Cuando se da el caso de escolarizar a un niño con autismo, o con síndrome de Down, por ejemplo, donde sí hay una característica física apreciable, no hay ninguna de duda en activar un protocolo para ayudarlos. De igual manera, todo niño adoptado que es escolarizado tiene ciertas necesidades especiales que deben ser atendidas adecuadamente. Sin embargo, todo esto es ignorado por el sistema educativo, poniendo a estos niños en clara desventaja con sus compañeros, torpedeando su autoestima a diario y hundiendo en lo más hondo todas las aptitudes y bondades que estos niños puedan tener. Es una pena que, siendo los niños adoptados igual de inteligentes que el conjunto de sus compañeros, sus padres nos tengamos que hacer a la idea de que probablemente fracasen en sus estudios, y que la estadística nos diga que hay un techo que no van a poder traspasar.
Últimamente he reflexionado que los educadores, al igual que los sanitarios, deben tener una clara vocación para la realización de su trabajo. Cualquiera no vale para ocupar esos puestos tan llenos de responsabilidad. La figura del maestro en muchos países está muy valorada y es de gran importancia. Si tenemos que pasar por una operación, esperamos que el cirujano sea una persona capaz, que haya estudiado tu caso previamente y que tenga todas las herramientas y conocimientos necesarios para que sea un éxito. Quién puede no estar de acuerdo con esto. Sin embargo, no veo esta inquietud entre nosotros por los maestros de nuestros hijos. Dejamos a nuestros hijos en sus manos y rara vez nos preocupamos de la calidad de la educación que están recibiendo.

niños escuelaLos niños, bajo su ignorancia, pueden llegar a ser muy crueles y nuestros hijos están indefensos. No nos queda otra que nosotros, su padres, ayudarles a afrontar esas situaciones, dándoles armas para saber contestar, en primer lugar, y pedirle a su entorno, colegio, familia, amigos, que intenten empatizar con su situación, y que tengan en cuenta que estos niños necesitan mucha paciencia y comprensión para que su sanación sea lo más fuerte posible. A día de hoy, por desgracia, pienso que la escuela es, para estos niños, la fuente de estrés más grande con la que se encuentran.
Me recorrí varios centros, tanto públicos como privados hasta encontrar el colegio adecuado.
Fue en la primera reunión del curso, antes de las clases y ya con todos los padres, donde de verdad vimos la diferencia. Las tutoras nos hablaban de sentimientos, de personas y de futuro. Nos decían que lo más importante no eran las notas, sino que ellos estuvieran bien, porque así es como se puede sacar lo mejor de un niño. Decían que, por ejemplo, si en mitad de clase un niño tiene un problema, lo prioritario es resolverlo y después se continúa con lo que se esté haciendo. Se habló de fomentar en cada niño sus habilidades y de dotarles de herramientas para aquellas materias que más les cueste. Los valores son fundamentales y por supuesto el respeto entre todos es primordial….. Por fin habíamos dado con unos docentes comprometidos con su profesión. Docentes con vocación
Espero que con mi experiencia se ayude a comprender a los padres que se encuentren en la misma situación, cuál es la finalidad del cambio de escuela. Cuáles son las necesidades de sus hijos y si el colegio donde lo cambian sabrá atender de manera adecuada esas necesidades.
Con estas palabras quiero dejar constancia de cómo la escuela puede destrozar a un niño y apagarlo, o sacar lo mejor de él y hacerlo brillar más que el sol.

 

 

gracias

|María Martín Titos.Coordinadora y coautora del libro Mariposas en el corazón.
|Máster en Mediación y Orientación familiar.
|Durante más de cuatro años ha presidido Afam: Asociación de Familias Adoptivas Multiétnicas, creando espacios para que las familias adoptivas y de acogida tengan voz y puedan compartir sus experiencias.
|Actualmente trabaja en diversos proyectos sobre adopción y escuela, coordinando talleres y actividades e impartiendo charlas para los centros educativos y sus familias. A día de hoy uno de sus mayores objetivos es cambiar algunos aspectos del sistema educativo con respecto a las familias adoptivas y de acogida.

 

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2 Comments

  1. avatar
    isabel
    7 enero, 2016 at 10:42 am

    Me he sentido.totalmente identificada con el artículo. Esas mismas palabras han salido de mí muchas veces. Pues la profesora y el cole de mi hijo tristemente no son integradores. Es como suelo.contarlo para resumir. Pero encima el sistema educativo está fatal y nueztro hijo, grado más leve de SAF, no ha podido cambiar este curso al cole público que pedimos para trastornos de neurodesarollo porque su «etiqueta» no encaja en ningún sitio. Un autista sí. Pero no entienden que él también sufre un trastorno. Que estaría mejor allí. Confiamos en que el curso que viene de tercero de infantil se resuelva.

  2. avatar
    Izabel
    8 enero, 2016 at 6:06 am

    Fue muy interesante. Las maestras hoy en dìa deberían realizar cursos para estar más capacitadas para ayudar a los niños cdo lo necesitan y no estar gritandoles

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