Mirándome con amor. Aprender a mirarse con otros ojos. Por Mercedes Moya.

Milán es un niño con baja autoestima, con un concepto pobre de su persona, y que suele decirse a sí mismo cosas que lejos de ayudarle le hunden más y le alteran mucho.

Aunque trata de portarse bien y de hacer lo que cree que los demás quieren que haga, a fuerza de aguantar, algunas veces estalla y entonces ahuyenta a todo el mundo y se siente muy solo.

Un día Milán conoce a alguien muy especial que, entre otras cosas, le enseñará a mirarse de otra manera y a fijarse en las miradas que trasmiten amor y con ella aprenderá a hablarse de otra forma, a cambiar su destructivo diálogo interior, a aplacar su demonio interno, ese que le dice cosas feas que le hacen sentir peor, reemplazándolo por un ángel que le hable de forma amable incluso cuando se equivoque.

Un cuento que enseña a redescubrirse y a mirarse con otros ojos   

He leído atentamente este cuento, con ojos de Milán, de los «Milanes» que pueblan el mundo, y  con esos ojos, he percibido una historia en la que pueden reconocerse todos esos niños y niñas que sufren como él.

Dice la contraportada del libro:“Los niños no nacen con una buena o mala autoestima, es mediante la mirada de amor del adulto como aprenden a mirarse a sí mismos de la misma forma”. Pero a veces les falta esa mirada.

Hay muchos niños que por haber tenido un pasado de negligencia y abandono no tienen integrado el sentido de valía personal. No saben lo que es sentirse valorado o piensan que tienen algo malo.

También hay niños que han crecido con adultos que les mermaron la confianza y la seguridad, que no les han cuidado o atendido cuando y como lo necesitaban y merecían. Y niños que están o han estado rodeados de personas que vuelcan en ellos sus frustraciones, haciéndoles crecer con una pobre percepción de sí mismos.

Hay niños que sienten que sus padres no les valoran, porque que les critican demasiado, les exigen demasiado, crecen sintiéndose poco valiosos y su dialogo interno es demoledor.

Y hay muchos niños que no reconocen el amor incondicional, o que les cuesta creérselo. Y tampoco saben lo que es el amor compasivo. De este amor también trata el libro como competencia fundamental para ayudar a los niños que han creído o aprendido que sólo les van a querer si se portan bien, o si hacen las cosas como les gusta a los demás y que si fallan no les van a querer porque «fallar no es una opción». «Fallar es imperdonable».Son niños que se esconden en un disfraz de sumisión que al final acaba explotándole por las costuras a fuerza de aguantar.

Y eso le pasa a Milán.

Y entonces se refuerza en la idea de que nadie le quiere como es, porque cuando se deja llevar por la rabia acumulada le dejan más solo todavía.

Mirándome con amor. Trata de cambiar todo eso. De modificar la manera en la que se ven, en la que se perciben.  Cambiar el devastador diálogo interior por otro más benévolo que les ayude a centrarse  en ideas o argumentos diferentes y totalmente opuestos a los que emplean y en los que están instalados. Cambiar el “me miran mal” por buscar la mirada de quien “me mira bien”,  de quien me mira con ojos de amor compasivo e incondicional, y a partir de ahí, copiar esa mirada y replicarla a otras personas.

Además esta narración trasmite la idea de que hay amor para todos y que el amor no es excluyente. Esto es importante para que los niños entiendan que se puede querer a más de una persona, a desechar los celos, o en el caso de las niñas y niños adoptados, entender que se puede querer a los padres adoptivos sin tener que dejar de querer a los padres biológicos.

Mirándome con amor. Es un cuento que orienta en situaciones donde un niño necesita de una voz interior que le ayude a autorregularse, que le sirva de guía, que le enseñe a  poner el foco en sus fortalezas para que aprenda a valorarse, con una historia que ayuda  a poner en orden su mundo interior y a ponerse en valor.

Y como adultos también

En esta vida de carreras y prisas nos olvidamos  de pararnos, de darle cabida a los silencios, de silenciar  las palabras que a veces no son más que ruidos y a trasmitir con la mirada. Con la mirada se pueden trasmitir muchas cosas, cosas auténticas, que nos acercan y conectan. Algo que como adultos sí que sabemos, aunque podemos haberlo olvidado o dejado de practicar, pero que hay niños que no han tenido quien les enseñe, y es verdad, aunque cueste creerlo, que muchos niños a veces no han aprendido a mirar de otra manera más que con desconfianza. Esto quienes trabajamos en los temas de adopción lo sabemos bien y sabemos el trabajo que cuesta que vuelvan a confiar y confiarse a los demás.

Para todo ello es esta una historia muy valiosa. Para que los niños adquieran confianza en sí mismos y en los demás como base para un desarrollo sano. Y es un libro útil, con muchas herramientas y que ofrece habilidades que  pueden proporcionarles a nuestros niños y niñas recursos personales para ayudarles a clarificar sus emociones, hacerles reconocer sus dificultades  y enfrentar sus problemas. Creado con la sabiduría y la sensibilidad de Montse Lapastora todo un referente en temas de psicología, y la también especialista en psicoterapia, Noelia Mata e Ilustrada por Raquel Fariñas es un recurso muy útil también para auxiliar a los padres y como herramienta para los profesionales que trabajen con niños.

Para mí es un privilegio  y me da mucha alegría aceptar la invitación para acompañar a Montse y Noelia y hacer su presentación al público en el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid el día 28 de Enero del 2020.  ¡Quedáis invitados!

Mercedes Moya

 ABOOKCIÓN. Ficha de Mirándome con amor  de Desclée de Brouwer

 

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