El confinamiento, la imposibilidad de salir de casa y las circunstancias que nos han abocado a ello, nos sitúan en un lugar que a veces se torna difícil de sobrellevar. Sin embargo, nos da una lección de lo que suponen los sucesos de ruptura de la continuidad de lo habitual, de lo que nos da seguridad.
La cuarentena a la que estamos sometidos nos sitúa en un escenario de perplejidad e incertidumbre, donde sin lugar a duda se resignifican los sucesos y acontecimientos del pasado,donde lo que hasta el momento parecía tener un significado preciso, adquiere otro tono, otro valor. La circunstancia por la que atravesamos nos obliga a enfrentarnos a unos acontecimientos que todavía están por descifrar, y que para los chicos en adopción y acogimiento tendrán una resonancia especial.
En esta entrada nos referiremos a cómo los acontecimientos actuales tendrán un impacto singular y concreto en cada niño en relación con la elaboración de su historia y circunstancias de vida.
Recordemos en primer lugar que cuando hacemos alusión a cómo ayudar a los chicos a elaborar su historia de vida, hacemos hincapié en que la mayoría de las dificultades y angustias, pueden quedar fuera del trabajo más o menos sistemático que hemos venido haciendo con ellos, dado que se producen por circunstancias, escenas y acontecimientos que están fuera de lo habitual, de la rutina.
Estos acontecimientos que tienen un carácter sorpresivo, para los que no tenemos pauta o respuesta previa, son los acontecimientos alrededor de los cuales van a emerger preguntas importantes sobre el presente, presente que resignificará el pasado. Son momentos de angustia donde el niño y la familia queda sin respuesta y nos obligan a poner en juego una reformulación de la historia, un acompañamiento en un duelo, a sostener inquietudes que despertarán más preguntas…
Estos momentos de crisis, para los menores adoptados y acogidos, son momentos donde pueden actualizarse preguntas sobre su pasado, su circunstancia actual y sobre la naturaleza de sus vínculos. A raíz de las noticias que ponen en primer plano el peligro y la muerte, son infinidad de preguntas las que pueden surgir en los chicos en relación con su origen: ¿Qué será de mi familia biológica en estas circunstancias? Si no tienen una circunstancia adecuada, ¿puede ser que nos lo vea más?…etc.
Por ello una parte importante de nuestra tarea, cuando surjan dudas y preocupaciones, consistirá en ayudar a que se desplieguen las preguntas acerca del sentido de lo que sucede, para que el niño pueda pensar y encontrar sin apremios sus propias respuestas, estas ya sí elaboradas. Ofrecer compañía en este trayecto y no creer que como profesional o como padre se tienen ya las respuestas es esencial, así como no apresurar el proceso personal.
Así es en lo actual, como consecuencia de lo que vivencian ahora, es como se construye la historia, se elabora ese pasado.La historia de vida aparece como relato construido en compañía de alguien que permite curiosear, fantasear o crear. Historia como construcción a escenas enigmáticas del presente. Es un momento privilegiado para la historia, historia viva que da cuenta de los malestares actuales.
Estos momentos, además ponen de manifiesto lo inútil y pernicioso que es cuando la historia de vida (en el ámbito de la adopción y el acogimiento) adopta formas que me atrevería a calificar de cosificantes que no produce progreso, es cuando nos encontrarnos con una historia “coagulada” que se repite como un estereotipo. A través de esta historia, el que sufre cuenta y exhibe su identidad. Esa historia de adversidad, a la que se apela de manera impersonal y despersonalizada, “explica” su presente de sufrimiento, es la historia de su padecer. En estos relatos los hechos del pasado se convierten en causa, los antecedentes se convierten en señalamiento de causalidades y por esa vía se apunta hacia la adjudicación de responsabilidades por la situación actual del niño, invitando a que se conviertan en juicio y condena. Y no son pocos los profesionales que aceptan esta invitación
Frente a esta forma de presentarse la historia, está la historia como construcción actual frente a los enigmas del presente. La situación actual producto de la ruptura de la continuidad nos obliga a dar nuevas respuestas y nos aboca necesariamente a la resignificación permanente de hechos y acontecimientos del pasado. Tenemos que ser de nuevo, buena compañía. Compañía que “sostenga” las dudas y acompañe en la elaboración.
Así si en la anterior entrada hablamos de como para erigirnos en padres, se hacía necesario saber ubicarse en esa figura da apego seguro que permitía al chico mirar a otro lado, preguntándose por sus orígenes, un ponerse a su lado sin condiciones ni criterios valorativos. En esta ocasión será igual acompañar, escuchar y no apresurarse. Escuchar y acompañar las producciones singulares que el impacto de esta situación suscite.
Descifrando lo actual hacemos historia.
Esta es una sección dirigida por Juan Alonso Casalilla Galán y que tiene como objetivo dar algunas claves para pensar de otra manera, interrogarnos y reflexionar sobre aspectos generales que están en la base y que son la razón de ser de las relaciones en adopción y acogimiento.
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