Recomendamos leer la primera parte de este interesante trabajo de Montse Lapastora:
Acoso escolar y adopción. Algunas estrategias para hacerles frente.
Una de las definiciones de acoso escolar o bullying es “agredir o humillar de manera repetida, insultar, divulgar rumores, herir física o emocionalmente e ignorar a alguien”. Estas acciones suelen darse en el patio, al salir de clase, en la ruta escolar, en clase cuando el profesor está de espaldas, en el comedor o en cualquier sitio en el que el niño que molesta no es visto por un adulto. El acoso puede ser de diferentes tipos: verbal, físico, psicológico y social.
Una de las condiciones para que se considere acoso es que la conducta sea repetitiva pero en este sentido me gustaría hacer algunas aclaraciones. Es evidente que los niños discuten y se pelean y que no se puede hacer de eso un conflicto ni una situación de acoso. Pero hay situaciones en las que las características de la víctima hacen que una agresión esporádica sea mucho más dolorosa para ella que para cualquier otra que no esté en su situación, aunque no sea repetitiva.(Leer más de la primera parte…)
Estrategias para el aula
Informar:
Como en el caso de la familia, también en el aula se debe informar de lo que es el acoso escolar. Los niños y chavales de todas las edades deben saber en qué consiste, cuales son los tipos de acoso y cuáles son los recursos de que disponen para defenderse si esto les ocurre.
El profesor deberá transmitir que la responsabilidad es de todos, que aquellos que sean testigos de cualquier tipo de agresión deben comunicarlo. Aunque no estén seguros de que sea acoso, estarán haciendo una buena labor de prevención.
Se debe garantizar el anonimato de quien haga la comunicación y transmitirle que se sienta orgulloso de haber evitado que se dañe a alguien. En cada aula y cada colegio se informará de las vías para hacer saber a los adultos qué está pasando, de forma que el que lo diga se sienta seguro.
Hacer un debate sobre el “chivato”:
Hacerles entender lo beneficioso del silencio para el acosador. Este es alguien muy cobarde, que siempre actúa cuando no se le ve, que elige a víctimas que no se saben defender, y además utiliza a los otros llamándoles chivatos para hacerles cómplices de sus conductas.
Todo esto, a través de un debate en clase, hace que los chavales se comprometan y puede que su miedo a comunicar lo que está pasando a un adulto disminuya.
Ejercicios en el aula:
Se pueden proponer muchos ejercicios en el aula, leer pasaje de cuentos o libros. Que cada uno cuente alguna experiencia de acoso que haya vivido o presenciado. Hacer una representación de acoso escolar en donde los protagonistas adopten los diferentes papeles (víctima, espectador y agresor) y digan cómo se han sentido. Los demás también pueden expresar sus emociones y opiniones y aportar soluciones. Qué hubieran hecho en esa situación.
Con este tipo de ejercicios no solo conseguimos que se pongan en el lugar del otro, haciendo que la empatía haga su efecto, también conseguimos que el grupo se conexione.
Grupos en clase: Se pueden hacer diferentes grupos en clase, de forma que cada uno esté encargado durante una semana de observar cualquier situación de acoso.
Buzón: Instalar un buzón en el aula con la leyenda: “sugerencias”, “mis quejas”, “mi opinión” o cualquier otra que sea consensuada entre profesor y alumnos. Se puede utilizar de diferentes maneras: la más habitual es que cada cual deje su papeleta con su pensamiento, cuando quiera que el profesor se entere de algo.
En una situación en la que el profesor sospeche que se está dando una situación de acoso, puede pedir a todos los alumnos sin excepción, que dejen una nota en el buzón, durante uno o varios días, lo que considere conveniente. En este caso se hará de forma obligatoria y delante del profesor para que los niños no se sientan coaccionados. Al tenerlo que hacer todos los alumnos disminuye el miedo a contar lo que está pasando y el profesor puede obtener mucha información.
Correo electrónico:
También se les puede pedir a todos los alumnos, de forma obligatoria que manden un correo electrónico al profesor con una o dos frases de lo que ha pasado en el día, se puede pedir que cada uno ponga lo que más le ha gustado del día y lo que menos, con la excusa de ver las diferencias individuales, o con cualquier otra excusa. Esto puede suponer un trabajo extra para el profesor durante un tiempo, pero seguro que la información que obtiene para parar el acoso merece la pena.
Apoyo familiar:
Escuchar a las familias, pues cuando lo hacen, generalmente no es por falta de razón. Ellas son las que mejor conocen a sus hijos y saben cuando sufren y cuando les dicen la verdad y cuando no. Familia, profesores y colegio deben estar unidos y coordinados para poder luchar contra esta lacra que es el acoso escolar.
Montse Lapastora.Psicóloga clínica, especialista en adopción, psicoterapeuta EMDR, especialista en trauma por abandono.
Directora de Psicovéritas, Centros de Psicología y Adopción
Autora del libro Niños adoptados. Estrategias para afrontar conductas
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