Jugar es el ámbito natural de la infancia. Sin embargo, el juego no es algo que se dé naturalmente. Requiere de un contexto de seguridad y apoyo que aliente la exploración, el intercambio, el libre desarrollo de la fantasía. La violencia interpersonal y la negligencia atentan contra la seguridad: un niño que vive en esas condiciones no vive seguro ni aprende a sentirse seguro. Su mundo interno se organiza alrededor de explorar las señales de alarma -tanto externas como internas- y en esos contextos, jugar, aprender, fantasear, son experiencias que también se organizan alrededor de esa alarma, y a su vez son limitadas por ella. (Prólogo de Adopción, trauma y juego. Manual para tratar a los niños adoptados y maltratados a través del Juego )
En el prólogo Sandra Baita ( psicóloga clínica, Argentina. Autora de Rompecabezas.Una guía introductoria al trauma y la disociación en la infancia.) también nos advierte que “No todos los niños de los que habla este libro desarrollan un juego postraumático. Aun así, el juego en general, como actividad infantil, adquiere características distintivas respecto del juego de niños no traumatizados, tal como las autoras nos explican exhaustivamente.”
Los niños adoptados y la falta de juego
En este libro tan interesante como necesario, Montse Lapastora y Noelia Mata descifran y nos introducen en el problema, la dificultad y la necesidad del juego en la infancia.
Como ellas mismas señalan “Los niños, generalmente, no dominan el lenguaje verbal como lo pueden hacer los adultos. Jugar con ellos, en cambio, es acercarse a la manera que tienen de hablar y contar.”
“Ser terapeuta infantil o padre exige reconciliarnos con nuestra infancia, con niño interior que llevamos dentro. Si el niño interior está herido por la infancia difícilmente podremos proporcionarle aquello que negamos en nuestro interior.”
«Muchos niños adoptados y maltratados, debido a la falta de cuidados, entre ellos la falta de juego, no han podido desarrollar su hemisferio derecho ni disponer de una emociónate d adecuada, algo esencial para acometer actividades lúdicas. Por otro lado, la alteración de la dopamina y del cortisol hace que perciban su entorno de forma modificada. No han aprendido a reír, son niños que han vivido situaciones de miedo terror y su sistema de supervivencia se encontraba permanentemente en estado de alarma, por lo que a la hora de jugar no saben hacerlo, reaccionan de forma inadecuada, no entienden las bromas ni los dobles sentidos de sus compañeros .
Se puede entender que el juego se verá afectado de diferentes formas, pues el cerebro que ha sufrido algunas de las alteraciones señaladas no puede tener un buen funcionamiento.
Como se indica en el libro, en el capitulo Neurobiología del juego, las vivencias de estrés en el bebé pueden volverlo hiperactívo o hipoactivo. Su sistema de alarma está permanente encendido o colapsado, lo que se manifiesta en un estado de permanente hipervigilancía o en una muy baja o casi inexistente motivación, respectivamente. Esto índica que el niño sigue viviendo en estrés y el estrés es incompatible con el juego. S¡ un niño no se siente seguro no podrá explorar su entorno y no tendrá la tranquilidad suficiente para jugar de forma despreocupada, pues Bastará pendiente de sobrevivir. Este estado tampoco le permite aprender y el juego y el aprendizaje están íntimamente unidos, por lo que ambas áreas se verán afectadas en su desarrollo Las repercusiones más frecuentes por la falta de juego son:
• No saben jugar
• Juego más infantil
• No hay risa
• Juego pobre
• No saben perder
• No entienden las normas
• No se divierten
• No respetan las normas
• No aprenden las normas
• No siguen el ritmo
• No entienden las bromas ni el humor
• Hacen trampas
• Presentan reacciones inapropiadas o descontroladas
• No quieren jugar
• Tienen miedo de hacerlo mal
• No participan»
Como bien explican en su libro Montse Lapastora y Noelia Mata , hacen una propuesta de juegos a partir de la inteligencia emocional, “...Puesto que sabemos que, para gozar de una vida con paz, equilibrada y feliz necesitamos un cerebro integrado. Para ello precisamos conocer y estimular en nosotros y en los niños un cerebro emocional y lógico que funcionen sincronizados. Esta obra va enfocada tanto a niños con trauma como a aquellos que no lo tienen y los padres quieran crear una base segura de apego, estimulando un cerebro integrado en sus hijos, es decir, con inteligencia emocional.»
A lo largo de sus once capítulos, a cual más práctico y útil, distribuidos en más de 300 páginas, abordan temas como la importancia del juego y su historia desde la aplicación en psicoterapia. Por poner algunos ejemplos, capítulos para desarrollar el apego, la inteligencia emocional y la resiliencia, abordan las características del juego ordenadas según las edades y evolución de los niños. Describen a lo largo de varios capítulos las características que se presentan tanto en niños, como en adolescentes, añadiendo en cada momento sus peculiaridades y mostrando, para el caso de los padres, una serie de indicaciones para que podamos ser de ayuda para nuestros hijos adoptados. Capítulos todos tan interesantes para padres como para profesionales que trabajen con menores, y no sólo para la infancia sino que también abarcan la adolescencia, ya que “tanto padres como profesionales cometen errores con los adolescentes a la hora de decir o hacer cosas que creen que les hacen bien, y sin embargo les perjudican.” cosas como alabar su piel, inducirles a llevar a cabo la búsqueda de sus orígenes (cuando la iniciativa debe de partir del adolescente), tratar de evitarles dolor modificando u ocultando la historia de su abandono o evitando hablarles de su adopción, por ejemplo. Y aportan una serie de estrategias y ayuda para comprenderles y a su vez poder ayudarles en esa etapa, para casi todos tan crítica, con sus crisis de identidad, sus duelos, su cambios corporales y su búsqueda de referentes. Por lo que desde Adopción Punto de Encuentro os recomendamos vivamente esta obra porque nos parece práctica y de gran utilidad y agradecemos profundamente a sus autoras su esfuerzo y la ayuda que, sin duda, prestarán con ella a la personas que la lean, ya sean padres y/o familiares o profesionales que tengan que ver con la adopción, incluso en el ámbito de la educación y la escuela.
Lectura y reseña: del libro Adopción, trauma y juego. Manual para tratar a los niños adoptados y maltratados a través del Juego de Montse Lapastora y Noelia Mata por Mercedes Moya
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