SEXUALIDAD Y ADOPCIÓN. Por Ana Mª Linares Alonso

Enfrentarse a la sexualidad de un hijo es probablemente uno de los temas más complicados de abordar para cualquier padre o madre debido a nuestras convicciones sociales, culturales y al papel que el sexo juega en nuestras vidas a pesar de que todos somos seres sexuales y la sexualidad nos acompaña a lo largo de nuestra vida desde el día que nacemos.

La sexualidad en el niño adoptado es un tema relativamente más complejo que en cualquier otro niño porque en él influyen muchos factores:

1. Desarrollo biológico del niño: dependiendo de la predisposición genética y los orígenes de tu hijo, puede que su desarrollo fisiológico sea más o menos tardío y eso conlleve un despertar sexual que puede resultar más o menos temprano así como una actitud hacia la sexualidad más o menos desinhibida. Por ejemplo, los niños originarios de zonas más cálidas se desarrollan antes que los menores que proceden de zonas frías.

2. Significados que da el niño a las experiencias sexuales: expresión de amor, búsqueda de intimidad, medio de evasión, búsqueda de placer,…

3. Experiencias sexuales previas del niño:

a. Desarrollo sexual normal

b. Abusos sexuales

c. Observación de comportamientos sexuales en otras personas y el significado dado.

d. Masturbación y significado dado.

Actualmente sabemos que la sexualidad y los afectos van vinculados y, teniendo en cuenta que un niño adoptado presenta conflictos en temas de apego y vínculos afectivos, es probable que su actitud hacia las personas con las que se sienta más íntimamente vinculado vayan cargados de matices sexuales que como padre o madre debes enseñarle a manejar. La intimidad emocional conlleva deseo de acercamiento físico pero un niño no sabe distinguir los límites.

No debemos olvidar que el sexo cumple también una función lúdica, generadora de placer y que su descubrimiento suele ser accidental. Es por ello que, en muchos casos, si el niño ha vivido situaciones difíciles, o traumáticas que hayan requerido mucha fortaleza mental de cara a una evasión de la realidad, ha podido descubrir en las conductas sexuales, caricias, orgasmo,.. un placer físico en su intimidad y/o soledad que le permitían compensar la dureza de lo que estaba viviendo siendo también una forma de descargar la tensión acumulada y de desconectar de lo que le rodeaba como modo de supervivencia.

Reconducir estos comportamientos no es fácil, sobre todo por la complejidad del tema y la actitud social hacia la exhibición de comportamientos sexualmente explícitos.

¿CÓMO RECONDUCIR ESOS COMPORTAMIENTOS?

1. Aprende a detectarlos y a proteger a tu hijo de posibles evidencias sociales apartándolo de las miradas de curiosos.

2. Aprovecha esos comportamientos para hablarle de lo que es la intimidad, de la importancia de disfrutar de su cuerpo, quitándole importancia pero insistiendo en que es algo privado,..

3. No le riñas por hacerlo pero trata de redirigir esos comportamientos para que los lleve a cabo en un espacio suyo personal: en el baño, en su cuarto,…

4. Pregúntale por qué lo hace, qué siente, en qué piensa,… para detectar posibles malos hábitos y háblalo con tranquilidad siempre utilizando un lenguaje acorde a su edad pero con transparencia y naturalidad.

 

 


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