Puede que adoptar un niño muchas personas lo vean como una última opción para tener un hijo, pero no siempre es así, a veces, sencillamente es la opción escogida para ser padres, no es ni de lejos la más sencilla, no ya de tomar, -que también-, sino de mantener.Por eso esta es una opción para aquellas personas que por encima de muchas cosas tienen verdaderos deseos de convertirse en los padres de un niño que carece de ellos.
No es una opción fácil por muchas razones: el proceso, la mentalidad social que aún necesita madurar en este sentido, revisar y enfrentar dogmas aprendidos sobre genética y perpetuación, -los propios y los de las personas más allegadas que tratarán de poner a prueba tu decisión-. Por muchas razones, la mayoría de las veces, el de la adopción es un camino que cuando decides tomarlo se convierte en una carrera de fondo, un desafío que sabes en qué momento empieza y nada más, no sabes cómo sigue ni cuándo acabará, qué difícil se vuelve el camino, cuando ni siquiera sabes si en un año o en diez llegarás a la meta, a tu hijo, pero si sabes que el único final posible es llegar al final, a esa meta que te has propuesto, pese a todos los obstáculos, pese a los cambios de leyes, de escenario o de requisitos. Buscas la manera de afrontarlos y encuentras la forma, las mil y una forma de no desfallecer, porque el premio es lo máximo a lo que aspiras, es la razón de todo, es el motor que tira de todo cuando parece que sería imposible continuar, un motor que consume todo el decaimiento y la apatía, que te empuja a ir un poco más allá del límite de la paciencia.
Y no es cuestión de paciencia. Va mucho más lejos. Mucho más allá del hastío por la indolencia burocrática, más allá de la incredulidad de quien no te comprende y aún más allá del miedo o la ansiedad por lo desconocido.
La decisión de adoptar nunca es banal o frívola, no es algo en lo que no sabes cómo te has metido, es imposible porque a lo largo del tiempo – y es mucho tiempo-, es una decisión que se mantiene y no se desvanece.
La decisión de adoptar es personal e intransferible, pero si una cosa está clara es que ha de ser una decisión meditada y compartida en el caso de que sea un matrimonio el que se decide a adoptar porque a medida que el tiempo va pasando, en la vida de tu familia, esa espera, lo determina casi todo: se vive con los ojos puestos en ello y preparándolo todo para cuando por fin suceda.
Adoptar en pareja *
Por propia experiencia se que la adopción es el método para convertirse en padres más compartido por la pareja. Está diseñado para que los dos lo vivan de idéntica manera y con el mismo peso, las pruebas, las entrevistas, el incesante papeleo, las demoras, todo es compartido. Es tan pesado que tiene que serlo. Un compromiso tan a medias que hasta en los momentos más duros y difíciles, -en nuestro caso los hubo tremendos-, uno u otro tiene que tirar del carro pasándose el testigo que contra viento y marea permita llegar hasta el final.
En tantos años de espera puede haber de todo, incluso hay quien ha tenido que apostar muy fuerte por la vida, y una de las razones para ello, para salir de los contratiempos es la ilusión, el proyecto de fundar una familia.
*Queda abierto este espacio para quien quiera darnos su versión sobre la decisión de adoptar y el proceso desde el punto de vista monoparental y homoparental.
Diferencias entre adopción y acogimiento
[…] puedes consultar a lo largo y ancho de esta web. por ejemplo en las entradas relacionedas: La decisión de adoptar , Adoptar […]