Corrección de hábitos en nuestros hijos

4clavesleyendMuchos de nuestros niños vienen con aprendizajes interiorizados que poco tienen que ver con las normas o los valores que rigen en sus nuevas familias, tenemos que aprender a interpretarlos y corregirlos haciéndoles entender que en su nueva situación aquellas conductas que tan útiles les resultaron para sobrevivir en su situación anterior, en el nuevo contexto en el que su vida se sitúa están contraindicadas y lejos de ayudarles pueden resultar perjudiciales. Tenemos que ayudarles a  modificar hábitos y conductas, aprender a alimentarse correctamente (y no compulsivamente) a tener hábitos de higiene, de orden, ayudarles en el aprendizaje de actuaciones adecuadas a reconducir sus impulsos, jugar ordenadamente, enseñarles cómo hablar y dirigirse y reaccionar ante los demás, etc.

Este puede ser un proceso largo y duro para todos en el que nuestra paciencia juega un papel importante y es posible que en ocasiones nos parezca imposible de llevar a cabo y que incluso pensemos que son incapaces de interiorizar nuevos hábitos o rutinas, pero pensemos que muchos de nuestros niños se encuentran bloqueados emocionalmente y esto les impide avanzar en el aprendizaje por sencillo que este nos parezca.

Según Fernando Alberca experto en temas sobre conductas infantiles:

La corrección es la modificación de una conducta determinada que honesta y responsablemente nos parece necesario modificar en nuestro hijo y su entorno familiar para su felicidad, y que bien puede consistir en:

  • Propiciar la aparición de una forma de actuar nueva en el niño.
  • Aumentar la frecuencia de una conducta que ya lleva a cabo.
  • Erradicar un hábito.
  • Disminuir su frecuencia.
  • Cambiarlo de lugar.
  • Ejecutarlo con mayor habilidad.

Hay que tener en cuenta que para que aprendan cualquier conducta:

  • Debemos empezar por lo más fácil.
  • Compases escalonados.
  • Ratificando la conducta que queremos que se repita mediante premios o recompensas.
  • Ignorando o sancionando cuanto no queramos que se produzca o repita mediante sanciones o castigos.

Para que premios y castigos sean eficaces:

  • Han de tener en cuenta la naturaleza del niño
  • Han de ir dirigidos al bien del niño: en caso contrario se convierte en nuestra venganza más que un correctivo, o en nuestro capricho en el caso de los premios.
  • Han de ser reiterativos y  a mismas acciones por su parte, mismas recompensas o castigos.
  • Han de ser proporcionadas tanto cuantitativa como cualitativamente.
  • Han de ser pertinentes: tanto premios como castigos tienen que guardar relación con el acto que los originó.
  • Debe de ser reconocido por el niño, que debe reconocer su error e incluso en ocasiones puede ser él mismo el que determine el justo castigo a cumplir.

4claves2leyenTambién junto a premios y castigos debemos en ocasiones usar, cuando las circunstancias lo reclame la llamada ignorancia de la conducta.Esto es no hacerle caso cuando de forma caprichosa, reclame nuestra  atención inadecuadamente.

Ignorar la acción –cuando la indicación de que deje de hacerla no ha obtenido resultado- es tanto como asegurarle que no obtendrá consecuencia alguna de las que pretende. Sólo la ignorancia de su conducta es la no prevista por él, y la que en casos precisos –sin abusar de ella- tiene más exito.”

“Cuatro claves para que tu hijo sea feliz”.Editorial Almuzara.

Para muchas personas la palabra castigo no está bien vista, hay quien prefiere denominarlas consecuencias, sanciones o «hacer cumplir los límites». Sea como fuere los limites son necesarios, ya que sin ellos los niños van por la vida como por una de esas carreteras de montaña llena de barrancos sin quitamiedos, los limites les enseñan por donde deben de ir y evitan que se salgan de la carretera, les trasmiten seguridad aunque les cuesten aceptarlos.

 

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