Crianza y responsividad. Mercedes Moya.

A veces cuando lees te cruzas con palabras, pasas por encima, las miras de soslayo o les atribuyes la identidad de una vieja conocida para seguir leyendo. Pero muchas veces acabado el capítulo o cerrado el libro esa palabra se asoma a tu cabeza como un invitado rezagado que incomoda y que se niega a abandonar la reunión de nuevas ideas que la lectura te ha proporcionado. Y te tira de la falda en la memoria y rechina, y te impide disfrutar y acomodar los nuevos conceptos porque es como una pieza de un rompecabezas que no acaba de encajar.
Eso me ha pasado con la palabra “responsividad”, me la vengo encontrando en diversos libros y artículos, una palabra que conocía sólo en el ámbito informático y que no se ha conformado con la definición sino que me ha hecho conocerla en profundidad.
Hasta ahora para mí la palabra “responsivo” tenía que ver con el diseño de páginas web, responsivo quería decir que un tema o “template” (el esqueleto que soporta las páginas web) tenía un diseño o desarrollo que permitía adaptar la apariencia de las páginas web al dispositivo que se utilice para visitarlas, (un smart-fone, una tablet, un PC).

Claro, esta definición no encajaba en los textos en los que me la iba encontrando sobre familia, crianza, educación y adopción, pero las primeras veces pude traducirla como como “respuesta adaptativa”, “responsabilidad”, y aunque se me quedaba corta, me servía para seguir con la lectura. Pero como con esas personas que un día llaman tu atención por lo que sea y con las que de pronto te empiezas a encontrar en todas partes, empecé a tropezarme con la palabra en muchos de los textos que leía y mi curiosidad me llevó a investigarla. Y me enamoré del concepto.

Responsividad hermosa palabra 

Lo primero que hice fue buscarla en el diccionario y curiosamente «responsividad» es un término que no recoge la RAE, (sí contiene «responsivo/responsiva» como “perteneciente o relativo a la respuesta”) pero es muy utilizado en psicología y muy debatido en filosofía.
Hay incluso largos estudios, tratados y discusiones filosóficas alrededor de esta palabra con eminentes y sesudas cabezas que tienen apasionadas discusiones por darle una explicación objetiva y una significación subjetiva en distintos ámbitos como en lo moral, lo social o lo político. Hay incluso un movimiento de fenomenología responsiva de un filósofo alemán contemporáneo (Bernhard Waldenfels ) que se articula en torno al responder como dimensión fundamental de la existencia que apunta a una nueva comprensión de la responsabilidad, a una concepción nueva de la acción, que nos lleva a distinguir entre un responder fundamentalmente repetitivo y otro responder fundamentalmente innovador.
Ya apunta maneras la palabra.

Hay otro filósofo Lawrence Blum, Profesor de Filosofía de la Universidad de Massachusetts, Boston, para quien la responsividad sería un«precursor del desarrollo» de toda una serie de virtudes morales, tales como la simpatía, la compasión, la amabilidad, la generosidad, la preocupación por el otro, y que señala que un elemento fundamental del carácter responsivo es el altruismo.

La responsividad tiene según Blum, las siguientes características:

a) Responsividad no es el mero reaccionar ante otra persona, como por ejemplo, si sonrío a alguien que entra a la habitación, porque lo responsivo implica alguna forma de preocupación altruista.
b) Responsividad tampoco es simplemente la intención de ayudar a otro, en la medida en que ésta puede estar completamente desprovista de altruismo en su motivación subyacente.
c) Responsividad es pues, una preocupación que se dirige a la situación misma del otro, más que a una determinada emoción particular que el otro pueda estar sintiendo; no se limita a inquietarse por una circunstancia negativa concreta, ni por un cierto apuro efectivamente experimentado por el otro, pues el otro puede estar expuesto a riesgos, peligros e incluso sufrimientos, de los que tal vez no sea consciente.
d) Responsividad significa emprender acciones dirigidas a la situación del otro; ser responsivo/a implica una cierta capacidad de iniciativa, no simplemente una respuesta pasiva.
e) En fin, responsividad implica, según Blum, tanto dimensiones cognitivas como afectivas, en la medida en que de lo que se trata es de captar la situación del otro.

El concepto de responsividad – entendido con matices diferentes según autores/as – desempeña un papel muy relevante en relación con la manera de entender el cuidado ya sea del entorno o de alguien ajeno a nosotros.

La responsividad va más allá de la responsabilidad, o de la atención esperada o estipulada, no es mera interacción, es presencia, incondicionalidad, va impregnada de sensibilidad y permanencia.

Crianza y responsividad

La crianza es una actividad compleja que incluye muchas conductas específicas que trabajan individual y conjuntamente para influir en la sensibilidad o responsividad del niño (Darling, 1999). En la crianza se encuentran involucrados tres procesos: las prácticas propiamente dichas, las pautas y las creencias (Aguirre, 2002).

  • La crianza involucra creencias como valores, mitos, prejuicios;
  • Las pautas dentro de las cuales están los patrones, normas y costumbres;
  • Y las prácticas que se refieren a las acciones, desde las cuales los grupos humanos determinan las formas de desarrollarse y las expectativas frente a su propio desarrollo (Myers, 1990 ).

La capacidad de ser responsivo se caracteriza por un clima emocional en el que las expectativas son claras y los niños experimentan niveles altos de afecto y aceptación por parte de sus cuidadores en respuesta a sus señales.

Para vincularnos a alguien tenemos que aportar a esa relación SENSIBILIDAD y PERMANENCIA, ser sensibles a sus necesidades y estar presentes en su vida. No sólo crear una relación con el niño, sino ser conscientes de la responsabilidad que conlleva el hacerlo y de que al hacerlo estamos enseñándole no sólo una manera de comportarse, sino también de valorarse a uno mismo y lo que puede esperar de los demás.
La vivencia de responsividad ha de ser la pauta común en la relación con el niño. Si el niño llora sus padres le atienden . Luego, en función de porqué llora, pueden concederle o no lo que pide, pero el niño percibe que su llamada ha sido atendida. (Educando el afecto. Pepa horno)
La responsividad depende de la sensibilidad de los adultos para identificar e interpretar las conductas del niño, así como para ajustar su propia conducta según el estado emocional de éste. (Bloom, Rusell y Wassenberg 1987)

Los estilos parentales tienen una gran repercusión y consecuencias sobre el desarrollo

Fueron MacCoby y Martin (1983) que redefinireron los estilos parentales de Diana Baumrind (1999) en función de dos aspectos:
1. El control o exigencia, presión o número de demandas que los padres ejercen sobre sus hijos para que alcancen determinados objetivos y metas.
2. El afecto o sensibilidad y calidez, grado de sensibilidad y capacidad de respuesta de los padres ante las necesidades de los hijos, sobre todo de naturaleza emocional.


Padres responsivos son aquéllos que perciben adecuadamente las señales del niño y reaccionan de forma sensible a sus necesidades (Helen Bee, 1996). Estos padres se involucran en la educación de los hijos respondiendo a las necesidades que el niño tiene de atención, incentivo, auxilio, diálogo y diversión.

Los padres exigentes supervisan y monitorean los comportamientos de los hijos, exigiendo la obediencia a las reglas y límites y el cumplimiento de deberes. Bajo esta visión, los padres autorizados (democráticos) son exigentes y responsivos, es decir, hay una reciprocidad, en que los hijos deben responder a las exigencias de los padres, pero éstos también aceptan la responsabilidad de responder, lo antes posible, a los puntos de vista y a exigencias razonables de los hijos.

La crianza de apego o responsiva es una filosofía de vida basada en la práctica de métodos de apego o responsivos en la crianza de los niños, los cuales crean fuertes lazos emocionales, o vínculos seguros, entre el niño y los padres. Este estilo de crianza promueve la sensibilidad a las necesidades emocionales del bebé o del niño. El niño desarrolla confianza en los padres, y en el que sus necesidades emocionales serán satisfechas. Como resultado, este apego y vínculo fuerte, permite que el niño desarrolle relaciones seguras, sensibles, no violentas y duraderas.(Ana M. Parrilla Rodríguez)
La responsividad define a los padres que responden de forma habitual y sensible a las demandas de sus hijos. Se trata de una actitud basada en el cariño, la aceptación y el apoyo. Los padres responsivos razonan sus actos y se comunican con sus hijos con cordialidad.

Pero en la mayoría de los casos, los únicos patrones que conocemos de relación padres-hijos es lo que nosotros vivimos con nuestros padres, por eso uno de los factores más importantes para que seamos capaces de ser responsivos con otros es que lo hayan sido con nosotros -(resulta que para que podamos ser responsivos con otros alguien ha tenido que serlo con nosotros)- por eso es importante que tengamos clara la influencia de nuestra propia historia afectiva personal.(Pepa Horno)

Responsividad hermosa palabra llena de significado, cargada de pasado, presente y de futuro.

 

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