El buen desarrollo de nuestros hijos/as requiere un esfuerzo conjunto de padres y profesores. Esperanza Rodriguez Romero desde la Asociacion Tejiendo sueños ha elaborado junto con Yolanda Oviedo un manual que pretende llamar la atención de los profesionales de la educación para que dentro de la atención a la diversidad en el aula consideren que deben conocer las peculiaridades de los niños adoptados para que, en caso de que se presente alguna situación que requiera de su intervención directa, conozcan porqué ocurre, cuenten con la colaboración de los padres y actúen de forma adecuada.
El entorno escolar debe ser un espacio inclusivo en el que quepan los niños adoptados con sus necesidades educativas especiales, donde los programas educativos incluyan metodología en atención a la diversidad que estos niños presentan y donde se luche contra el racismo y la xenofobia latentes o evidentes. Donde los niños “diferentes” puedan sentirse seguros y aceptados incondicionalmente y el resto de niños pueda aprovechar esta realidad para educarse en el respeto a la diversidad y entenderla como una riqueza. Los profesores y tutores precisan formas diferentes de evaluar, motivar, contener y en definitiva atender a estos niños, que nacerán de la comprensión de su condición de víctimas de abandono, trauma temprano severo por omisión, abusos, malos tratos, deprivación, pobreza, institucionalización etc.
La escuela como espacio socio-emocional seguro procurará por tanto:
⦁ La distribución del grupo clase del que los niños adoptados formen parte de manera que favorezca la inclusión, la aceptación incondicional y el respeto a la diversidad, habilitando recursos y espacios donde educar en estos valores evitando la pasividad ante comportamientos xenófobos, racistas o excluyentes para con los niños adoptados e incrementando la presencia y contención adulta en los conflictos entre iguales.
⦁ Utilización de espacios extra-escolarespara reforzar estas necesidades con programas psico-educativos destinados tanto a profesores como alumnos donde ampliar conocimientos sobre los cambios sociales en la familia, superando el biologicismo de los vínculos de consaguineidad en aras de una visión más amplia y flexible de lo que es una unidad familiar.
⦁ Habilitar espacios de encuentro entre las familias adoptantes y los tutores de sus hijos donde poner en común dificultades y habilitar recursos y apoyo mutuo; donde se comparta información confidencial sobre la historia del niño en un entorno intimo y seguro que los profesores necesitan conocer y los padres adoptivos necesitan compartir para una colaboración efectiva en el objetivo común que debe ser ayudar a estos niños en su difícil proceso de superación y de adaptación hasta conseguir un apego seguro adquirido que les permita la normalización de su vida.
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